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    Geomorfología de Oceanía

    La masa continental australiana de Oceanía es el elemento básico en torno al cual se desarrolla el conjunto de las tierras insulares. Éstas forman grandes alineaciones, la primera de ellas constituida por las islas mayores mientras que las restantes se amplían y se fragmentan en islas menores. Los principales elementos de la alineación interior son Nueva Guinea, que enlaza a su vez con el área insular del Sudeste de Asia, y los archipiélagos de Melanesia septentrional (Bismarck, Salomón) y meridional (Vanuatu, Nueva Caledonia). La alineación se dirige hacia el sureste y se arquea ligeramente, hasta el punto de que parece continuar en Nueva Zelanda. A este arco de Oceanía le sucede otro, en la franja central del espacio oceánico, que incluye Micronesia (con las Marianas, las Carolinas, las Marshall, Kiribati y Tuvalu), Fidji y Tonga. A una alineación de dirección noroeste-sudeste parecen corresponder los archipiélagos más orientales de Polinesia, de las Hawai a las Line Islands (o Espóradas Ecuatoriales) y las Tuamotu. Estas alineaciones, por lo demás no siempre precisas, se relacionan con la evolución del Pacífico y la constante renovación de los fondos oceánicos. Las tierras del Pacífico son tierras jóvenes de Oceanía, de origen volcánico, a diferencia de Australia y su placa continental de rocas precámbricas que afloran en amplios sectores de la superficie. Los relieves de Nueva Guinea, los más elevados de Oceanía, pertenecen en cambio a la orogénesis cenozoica y surgen en los márgenes de un basamento que parece unirse con el australiano. De origen cenozoico son también las cadenas que dan forma a Nueva Zelanda.

    Al margen de estas tierras de dimensiones y estructura continental, aparecidas por efecto de plegamientos de la corteza, se encuentran los archipiélagos volcánicos del Pacífico, situados a uno y otro lado de la llamada línea andesítica, que parte de Japón, pasa por las Marianas, las Salomón y las Kermadec, y delimita las extensas superficies submarinas vinculadas directamente a la estructura interna de la Tierra de las vinculadas a un origen continental de Oceanía.

    La inestabilidad de Oceanía viene dada por la propia morfología de las tierras emergidas y el vulcanismo que se halla en sus orígenes, con cráteres explosivos al oeste de la línea andesítica, y efusivos al este. También las construcciones coralinas, que tanta importancia tienen en la morfología de Oceanía, son indicativas de inestablidad; las cumbres insulares que afloran son el resultado, bien ejemplificado por los atolones, de movimientos de subsidencia.

    Hidrografía de Oceanía

    Por lo que respecta a la hidrografía de Oceanía, la fragmentación insular impide un tratamiento global de los cursos de agua, excepto en Australia y Nueva Guinea.

    Clima de Oceanía

    En el clima de Oceanía, si se excluye Australia, cuya inmensidad determina una continentalidad acentuada, apenas inciden las masas continentales. El océano está atravesado, a lo largo de la línea del ecuador, por la zona de convergencia intertropical, hacia la cual confluyen los vientos alisios en las direcciones determinadas por la rotación terrestre: es decir desde el nordeste en el hemisferio boreal y desde el sudeste en el austral de Oceanía. Más allá de la zona ecuatorial se entra en el dominio tropical, caracterizado por la formación de áreas anticiclónicas que en su movimiento rotatorio siguen la línea de los alisios por un lado y por otro se dirigen hacia las áreas polares de bajas presiones; en el frente de las bajas presiones antárticas se produce un cambio barométrico que da origen a vientos violentos, los Roaring Forties (los Cuarenta Rugientes).

    Vegetación de Oceanía

    La vegetación de Oceanía comprende especies comunes, muchas de ellas originarias del sudeste de Asia (unida antiguamente con Melanesia por una franja de tierra, después sumergida por la elevación del nivel de las aguas oceánicas), que hoy se desarrollan especialmente en Nueva Guinea (durante el pleistoceno unida en numerosas ocasiones con Australia por la zona del actual estrecho de Torres), desde donde se difundieron al resto de Oceanía.

    Muchas de las plantas que se cultivan en Oceanía son autóctonas, como en el caso de la caña de azúcar y de algunas variedades de ñame. Planta característica de Oceanía es el taro, que siempre ha sido un alimento importante para las poblaciones de las islas, así como también el árbol del pan, el bombonaje y algunas variedades de banano.

    En Australia, donde el clima presenta características de aridez, prevalecen las formaciones de tipo sabana y las arbustivas (scrub); las especies arbóreas, por su parte, presentan adaptaciones particulares, como es el caso del eucalipto. En los ambientes templados aparecen las coníferas, presentes también en Nueva Caledonia con especies de araucarias, entre ellas el pino de Norfolk.

    Geografía de los continentes

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