El Matterhorn fue la última de las montañas principales de los Alpes en ser escalada, no sólo por su dificultad técnica, sino también por el respeto que inspiró durante muchos años. Las primeras tentativas serias de escalada comenzaron alrededor de 1858, especialmente por parte de expediciones italianas, aunque a pesar de las apariencias, las rutas meridionales ofrecen una mayor complejidad, por lo que numerosas cordadas tuvieron que desistir en sucesivos intentos.
El 14 de julio de 1865, una cordada de formada por Edward Whymper, Charles Hudson, Lord Francis Douglas, Douglas Hadow, Michel Croz y Peter Taugwalder culminó la cumbre por primera vez abriendo en su totalidad la conocida vía Hörnli, desde la vertiente suiza. El descenso acabó en tragedia con la muerte de cuatro de los integrantes de la cordada. Tres días más tarde, el 17 de julio, una cordada conducida por Jean-Antoine Carrel alcanzó la cumbre por la vertiente italiana. Julio Elliott realizó la segunda ascensión desde Zermatt en 1868. En 1871, Lucy Walker se convirtió en la primera mujer que alcanzaba la cima de la montaña, seguida algunas semanas más tarde por su rival Meta Brevoort.