Los primeros europeos que visitaron las laderas del monte Speke buscaban el origen del río Nilo. En 1862, el explorador británico John Speke determinó que el Nilo Blanco, y aunque nunca subió a la cumbre, la montaña fue bautizada en su honor. En 1906, Luis Amadeo de Saboya, escaló el monte Speke, convirtiéndose en el primer occidental en llegar a la cumbre.